sábado, 29 de enero de 2011

Los perros muerden,

Fieles o no, todos los perros mordemos.

"Voy a ahorcarme con tus medias entre caladas, traiciones y verdades a medias; entre el cielo y el infierno, cuando lo que escribes va más allá del cuaderno. 
Ahora, un día, una vida, no es suficiente. El amor, la guerra, la envidia, no es suficiente. El rencor entre tu mente y mi mente... Dirán que estoy loco, pero todo me parece poco."


Hay algo en el ocaso que sorbe de los cuerpos las fuerzas. Por eso camino ahora sin avanzar y escucho el eco de mis pisadas en calles que recorro completamente desnuda. Absurdamente; desnuda
Pero nadie se da cuenta.
Hay algo en el ocaso que coloca frente a mis pupilas una lente corrosiva, y por más que me esfuerce no consigo ver vida en los demás transeúntes. A menudo estoy segura de que no la hay.

Soy translúcida
como una tarde de invierno sin frío,
ni calor.

Y peligrosamente empiezo a pensar que si ahora me arrollase un coche no ocurriría nada.
Quizás, sobre la carretera, un extraño charco de agua.
Dulce.


Si no me desnudan tus manos lo harán mis fantasmas. Ellos en vez de de flores traen poemas de Bukowski.


Infieles o no, todos los perros muerden.
Mordemos
a la nada.


laura.nana

1 comentario:

Mª Trinidad Vilchez dijo...

Muy bueno, me gusta tu blog.
Un saludo Mari Trini.

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