martes, 25 de mayo de 2010

Metáforas.

Ella sabía que jugaba. De hecho, le encantaba hacerlo.


A ella le gustaba sentir el canto de los pájaros. Era pájaro; pero pájaro de fuego. Y aún recuerdo cuando todos la veían volar con el viento, ser parte de él.

Era blanca y clara como la luna, brillaba y disfrazaba el cielo con su color.
Ni siquiera los aviones eran capaces de atraparla, pues ella desaparecía y aparecía a su antojo. Todo tal y como ella quería, en su lucha por sobrevivir y "ser feliz".



Sincronización.

Complementación.

Siempre con el viento.



Nunca le abandonaba, incluso en los días más cálidos siempre estaba con ella, como una suave brisa que le rozaba y le desplabaza suavemente por el cielo; existente, sin existir.



Bien, ella era una nube, blanca y clara; la nube solitaria que iba con el viento. No era mejor que las demás, pero diferente.



Diferente porque a ella las estrellas le brillaban y le hacían volar.

No todas tenían el viento con ellas pero ella sí. Ella brillaba. Y lo mejor de todo, se sentía bien consigo misma y bien con el viento.

Incluso se sentía bien cuando hacía llover y todo el mundo se preguntaba por qué llovía. Como cuando pintaba un arcoiris después de hacer el amor.



No importaba el día.
Ni siquiera el momento.

Solo los instantes.



Antes era el mar, ahora una nube.

No tenía claro lo que eras tú.
Ahora empiezo a enterderlo.

Viento.

Nube.


Pero de fuego.


____


"Los tiempos están cambiando". El viento es diferente, ahora juega a otras cosas; vuela en otra dirección. Conmigo.

Por todas esas personas que han sentido volar alguna vez.

Y porque todos hemos dibujado formas en las nubes, inventando a nuestro antojo.
A veces no es caro soñar.
Pero no dejes nunca que no te permitan hacerlo.

Miriam
Jau

lunes, 24 de mayo de 2010

GRITA el silencio. CALLA.




NO.
Yo no...
Yo....
Yo no.


No sé qué estoy haciendo conmigo. No sé qué he hecho de mí. No sé qué más puedo hacer.
Sólo necesito salir de aquí, salir de mí.

NADA. Como siempre, demasiado y lo mismo e insuficiente: NADA.


¿Y ahora qué?
Puede que lo peor sea saber que esto no se acaba. No basta con soportar un día amargo, una hora de rabia, uno de esos malditos minutos de histeria desenfrenada. No.
No es suficiente, no es sólo ahora. Aunque pase, será también mañana. O quizás pasado.
Soy yo, y de eso no me libro, no me separo.
Yo soy el laberinto y la salida, ¿recuerdas? Y hasta ahora, saberlo tampoco ha cambiado nada, solamente alimenta el desprecio en el espejo. El grito de "¿por qué no paras?" que estalla contra mí misma.
Juez y verdugo. Dueño y esclavo. A fin de cuentas, nadie.

"Hoy he visto en tu mirada la sonrisa del verdugo, búscando la forma de hacerte daño. Siempre fuimos tipos duros."

¿Hasta cuándo?

No tiene sentido hablar de un antes en el que todo iba bien: seamos sinceros, del pasado sólo guardo recuerdos distorsionados, el presente lo pierdo en latidos vacíos y el futuro... qué más da si no sé qué hacer con él, y mientras lo perderé convertido en presente, en pasado y en nada.
En el preciso segundo en el que me doy cuenta de que existe, desaparece.
"Me quedan tantas cosas más que sentir que me da miedo hasta ponerme a reír, no vaya a ser que luego acabe llorando… Siento que la vida se me va sin poderla apenas disfrutar, como siempre cuando quiero más, se me acaba."

Yo nunca entiendo qué es lo que quieren decirme los ojos que me miran desde el otro lado del espejo.
Veo cómo me desnudo poco a poco, sin apartar la vista. Cómo poco a poco van desapareciendo prendas y me quito los disfraces. 
No sé cómo puede sostener ropa y personajes un cuerpo que, sin ropa, no sabe qué persona es.
O no, quizás sea al vestirme cuando dejo de ser yo... pero, ¿y al desvestirme quién?

Pierdo corporeidad, me desvanezco.

Creo que entendía más cuando no entendía nada.
Todo tenía más sentido cuando estábamos locos.

Sigo dudando entre la obvia vulnerabilidad de la desnudez y la fragilidad de los disfraces.
Bipolar.
Las sensaciones duran segundos, no hay nada constante a lo que aferrarme. Todo lo que está en mí lo transformo a cada tictac del segundero, y todo lo que hay fuera lo transforman mis fantasmas en el tiempo que tardo en encender una cerilla. Entonces, ¿qué queda?
"No hubo tiempo para hacer el amor al tiempo"

...Ni siquiera sé si hacen falta respuestas. Pero las necesito.

Me he perdido. Otra vez. Ya demasiado. 
Me he perdido demasiado, muchísimo, tanto...

Me asfixio y respiro. Me asesino y me doy vida. Todo a la vez.

No sé qué pretendo con todo esto. No lo sé, de veras que no.

"¿Qué nos impide dinamitar nuestro cerebro?"

Necesito palabras abstractas porque no sé que hay en mi cabeza. Tengo miedo, pero no sé de qué. Estoy triste, pero no sé por qué. Voy a estallar, pero no se para qué. 
No sé decir basta. Como una puta droga, ¿te das cuenta? 
Al fin y al cabo, nada especial.

"Como una noche de invierno en Noruega. Un manto de escarcha, un corazón desnudo, tortura de vida. 
No me dejes solo, que ahora soy tan pequeño... y cuando despierto de una pesadilla nada cambia. 
Todo sigue igual."


Ya ni siquiera me sorprende.

"Dice que su corazón se está oxidando con el aire, y yo la creo; porque siempre que la veo algo le pasa. Dice "se me pasará" desde la semana pasada, y no se le pasa. 
Le pesa la sonrisa demasiado, le tiembla la mirada, casi siempre hacia abajo."

No tiene sentido hablar de tocar fondo. No hay fondo. No lo hay, de veras: llamamos fondo al punto en el cual algo cambia, el instante preciso en el cual un cuerpo deja de caer y rebota en el suelo. Ese suelo no existía hasta que decidió rebotar, ¿entiendes? Mientras se niegue, no existe.
Si no quieres dejar de fumar, no tiene sentido comprarte libros de autoayuda.
Pero eso ya lo sabes.


Querría no tener que explicar por qué las amapolas son salpicaduras de sangre sobre el campo. 
Porque no sé la respuesta.


- Quería decir "dispara" y saber que no ibas a hacerlo.
- Quería disparar de una puta vez.




DESESPERACIÓN, Todo o nada y Llorando en el desierto
Jamás habría imaginado yo que nunca tanto dolor habrías podido soportar. Aquí sentado, sigo pensando que nada entiendo, que para nada esto es lo que imaginé. Que prefiero cien mil veces confundirme a obedecer. No pasa nada, sigo pensando que seguiré esperándote. Que seguiré esperándote.
Me quedé sin talento, y ahora vuelvo a comprender que somos el momento y que jamás retroceder. Descuida si voy lento, no te pongas tú a correr. Te espero donde quieras, donde quieras yo estaré. Las veces que te abandoné no las recuerdo bien. Descuida si me despedí más de lo suficiente… Espero que no te hayas dado cuenta de lo que te dice la gente.
Jamás me he despistado yo tanto. Espérame a volver, que no me encuentro bien. Con la boca llena de sangre, no puedo cantar bien, no puedo cantar bien. Prefiero subir yo, antes de que bajes; no quiero sentir cuando te acabes. No olvides reír si ves que nadie lo hace. Recuerda que vi cómo quisieron talarme. No olvides matar si ves que alguien se ríe de ti…
Siento emocionarme cuando escucho tus gritos buscándome… Lástima que fuera todo un sueño. O quizás no; no lo sé.
Mi corazón le preguntó a mi cabeza qué le duele. Que le piensa la tristeza que la sangre le sabe rara desde unos días atrás. Le comenta que pregunte por sus venas, que por más que le da vueltas no encuentra la respuesta; y piensa que vaya a tratarse de una trampa, de una treta. Mente, explícale a tus ojos, que sabrán bien: que ante todo no querría enloquecer. Que se inquieta y que se altera. Que le busque la respuesta.
El corazón bombea desesperación, que se atragantan todas mis venas de dolor… Pero merece la pena, tanta pena, compasión. Y el corazón grita de infarto… Que su sangre se condensa y está más que harto.
Y dime cuál va a ser la manera de poner fin al disparate. De pensar que es fácil, que seguro saldrá… Y luego al ver que nada de esto sale, encontrar la manera de seguir peleando, acostumbrándonos a volver a caer. Porque aunque tragues agua debes seguir nadando, si es que no quieres que te arrastre la corriente para siempre al fondo del mar.
Aquí estoy yo, malherido, a saltos con las piedras. Susurro a las esquinas los sueños que me entierran. ¿Por qué nadie me avisó de este daño? Como actor de una farsa; no me abandona la mala racha. Estoy cansado de ser yo mismo quien se queja y estira del nudo a la vez.
Muy bien, dispuesto a darme de ostias con la vida; ya sé, que quien no te la perdona te la quita...
Te prometo que no habrá más sufrimiento, en cuanto consiga explicarme esta movida. Te juro por las cosas que más siento, que las cosas que más siento están ahora jodidas.
Ya me comentó que no hiciera más favores, ya me dijo: Bastardo, ¿no ves que le pones tanto de tu parte, de tu piel, de tus alas, tus canciones? Que deje en paz al mundo con sus simples ilusiones.

Está bien así, tranquilo, y que se siente más seguro, porque dices que los mudos son capaces de cantar, cuando dices que los sordos son capaces de bailar, siempre cuentas que hubo un ciego que a ti te ha visto volar.

Nunca te fijes en la gente. Siempre te cambiabas de acera. Mientes cuando dices que mientes. Huyes si viene la primavera, porque dices que no quieres verte en situaciones tensas de subidones de amor te dan asco en la cabeza: que de repente te quiero y yo, ¿qué quieres que te quiera? No querrás que te quiera...

Buscas perdido en la basura, algo que quieres que te encuentre. Pídete algún deseo que cumpla y no te preocupes por comer qué...
¿Juntas?, pregunta ante la duda. ¡Pues claro, juntas hasta la muerte! ¿Pensabas que dejaría perderte? Nunca, de ninguna manera...

Abro los ojos y me encuentro una tormenta grande, le pregunto cómo hizo ella para tirar para adelante, y de qué rayos se alimentó cuando le faltó el aire. Si echó alguna vez de menos a algún arcoiris que la consolase y le contase las cosas diferentes. Que por no ser de colores siempre cae mal a la gente.
Llueve y lloro, lloro y llueve...
Explota la tormenta, a ver si así se me llena de fuerza la cabeza; a ver si me refuerza las cosas que me cuenta, que yo ya no puedo más.
Parece que hay jaleo, disturbios a las puertas del reino de los cielos, exigiendo clemencia; me voy, que tengo miedo de que me detengan. Pues hace ya algún tiempo que buscan mi cabeza y ahora ya tiene precio, habrá una recompensa para algún ángel necio que me detenga...
Porque del cielo hace ya mucho que bajé; cambié mis alas por un trozo de papel. Para escribirte que por qué ya no venías a visitarme como antes solías hacer... y al ver que no me respondías, borré mi nombre de la lista de Yahvé, le di mi fuego al cielo para no volver. Fue entonces cuando comprendí que ya había muerto. Comprendí por qué no servía ya de nada el escribir las cartas que yo te escribía.
  Perdí mis alas por un trozo de papel, me convertí en tormenta y muerto me quedé.
Sin cielo y sin respuesta me arrepentiré.
Perder mis alas por un trozo de papel...

Fuimos ángeles en aquel tiempo, con alas fabricadas del barro de las calles y el corazón estrujado entre las manos. Pronto el infierno vino al acecho y consiguió pudrir nuestra sonrisa.
Comprendimos que la única arma que nos quedaba era no creer en vuestra enrevesada farsa.
Ahora nuestro interior está lleno de tinieblas: No podéis matarnos, porque ya estamos muertos.

Laura

miércoles, 19 de mayo de 2010

Otra historia, otra.




  1. Sé que no se ve bien, pero al ampliar cada imagen sí se lee. Un beso :)

Fdo.: laura.nana

sábado, 15 de mayo de 2010

Somos las brujas malas de los cuentos.

No me gusta pensar en el futuro.
Ni en que no se pueden cambiar las cosas.
No quiero creer que las acciones no sirven para nada.
No creo que ya no existan revoluciones, ni revueltas en las aceras. No me gusta verlas pintadas siempre del mismo color.

No me gusta no ver nada cuando cierro los ojos, porque yo siempre veo algo.


Me gusta no ser como tú, a mí me gusta tener algo por lo que luchar. A mí no me da miedo la noche. No me da miedo sacar mis alas, ni enseñarle los dientes a la realidad. No tengo miedo de morder la vida, ni de perderme en ella. Ni siquera creo en que exista la realidad tal y como la imaginamos. Existen las utopías. Me gusta creer en ellas. Me gusta saber que existes y que brillas, luz de luna. Me gusta tu piel.



Y me gusta saber que existen sonrisas como yo.

Y ahora, mírame en tu espejo y dime quién soy.



Jau.
(Miriam)




domingo, 9 de mayo de 2010

No eres. No somos. No importa.

¿Sabías que mezclando gasolina con concentrado congelado de naranja fabricarías napal? Puedes fabricar toda clase de explosivos utilizando productos caseros. Siempre que te interese.

"- ¿Sabes lo que es una nórdica?
- Un edredón
- Sí, una manta, una simple manta. ¿Por qué dos tipos como nosotros sabemos eso? ¿Acaso resulta esencial para nuestra supervivencia en el sentido primitivo de la palabra? No. Entonces, ¿qué somos?
- Qué se yo... ¿consumidores?
- Así es: consumidores. Subproductos obsesionados con un estilo de vida."

[Lo que posees acabará poseyéndote, pero haz lo que quieras.]

- Chuck Palahniuk, El club de la lucha -

Hace frío y no hay calefacción. Eso es todo: no hay nada.
"No me falta nada, pero todo se distancia."
No es autodestructivo, de veras, no es necesario. En realidad, sabes perfectamente que siempre peleamos contra nosotros mismos. Puedes decidir si te perdonas, o te condenas; eso es cosa tuya.
Dime, esta vez... ¿debes morir o no? 
Desaparecer, reinventarte... ¿te suena eso?

Mírate al espejo, ¿hasta qué punto te conoces? ¿Lo necesitas? O seguirás siendo aunque no seas quién. Pero sabes lo que deseas, ¿verdad?
También tú estás como una cabra. ¿Quién se molesta en entenderte? Tú. O al menos lo intentas (eso decimos todos).
¿Qué sabes tú de conocer a los demás si no sabes cómo conocerte a ti mismo y apenas te importa?

De momento, confórmate con soportarte. No es poca cosa; sé de lo que hablo.

Pronuncia tu nombre lentamente. Detente a saborear cada una de las letras. Cada fonema, como si fuera un trocito de fruta. Repite tu nombre. Después piensa en una palabra que te guste. Repite tu nombre y la palabra. Forma una frase. ¿Y ahora qué? Ahora nada. Si repites las palabras sueltas, no tienen sentido y tienen todos los significados del mundo.

No hace falta agresividad en una pelea de esta índole. En realidad, estás tranquila y respiras profundo. Hace sol pero esta casa está congelada. La calefacción es comunitaria y la apagan en abril. 

Tira la piedra, no escondas la mano.
Y, sobre todo, que no haya daños colaterales: nadie debe sentirse mal, que esto es cosita tuya y sólo tuya. Es tu vida y debes dirigirla tú, ¿entiendes? Está bien que formes parte de algo, es fantástico, pero debes saber de qué formas parte, qué parte es esa, para qué y por qué. No basta con cortar un cable y después comprobar que entre todos hemos volado un edificio. Es más, no hace falta volar ningún edificio. ¡Maldita sea! No hace falta destruir nada material, no hace falta que arda una ciudad, quemar un contenedor ni reventar cajeros.
El fuego, la destrucción de la que hablo crea, crea en las personas y en el pensamiento. Los objetos no saben nada de eso.

Te lo repetiré otra vez: sólo tú eres quién eres. Sólo tú debes preocuparte de tus destrucciones.

No son verdaderas heridas, no ahora. Son sólo manchas en la piel o en una plancha mezcla de algodón y de fibra de papel. Son tus manchas y te gustan; esas heridas, las pasadas y las futuras, son lo que tú has hecho de ti. Eres tú. Eres.

¿Destruir para crear?

Estupendo.



"Rechazo los puntales básicos de la civilización: especialmente las posesiones materiales."

[No todo está tan claro, ni mucho menos esto.]

Laura

martes, 4 de mayo de 2010

Precipicios y alas baratas


"El sueño de la razón produce monstruos."
El sueño de la razón produce monstruos.
El sueño de la razón produce monstruos.
El sueño de la razón produce monstruos.
El sueño de la razón produce monstruos.


No sé si lo saben, pero en esta ciudad, cuando decimos que hace aire, lo que ocurre es que el viento está arrastrando a la ciudad. Y a nosotros con ella, pero eso seguro que nadie se lo ha dicho.
Por si acaso, conviene meterse piedras en los bolsillos y atarse bien los pies descalzos. Soltarse un poco las raíces del cerebro y soltarse también la melena; no vaya a ser que tengamos que salir volando, como el gato, nuestro querido Mr. Cheshire, que a saber dónde está ahora.
Si usted desea volar y sabe cómo hacerlo, ¡estupendo!: este es su día. Pero cójase un paraguas para taparse bien por la noche, porque hace frío y es muy probable que tenga que dormir solo. Muy solo.
Y si usted, como casi todo el mundo aquí, tiene verdadero miedo a las leyes de la Ingravedad, sencillamente busque un abrazo de esos que se pueden guardar en el bolsillo roto de un pantalón y te hacen tener los pies en el suelo, y te sujetan las trenzas y hasta los latidos. No vaya a ser...
Yo, por si acaso, en días como estos me pongo muchos pendientes con cascabeles. Para saber cuándo recoger las velas de proa y cuando las de popa.
De todos modos, hablo sólo en el caso de que tengan que salir de casa. De no ser así, cierren bien las ventanas y desvistan las cortinas. Okupen sin miedo su mente y su sofá y prepárense algo calentito. Cualquier cosa, lo que tengan en la nevera. Un poquito de nada sin mantequilla o un chocolate caliente. Personalmente, les recomienzo un vaso de leche, pero eso es cuestión de gustos. 
De cualquier modo, recojan la ropa de la cuerda de tender, no vaya a ser que se estropee. ¡Y acuérdense de recoger también al equilibrista! Pobrecito, cómo lo debe estar pasando... Y recojan a su amante de debajo de la almohada, que hace mucho frío y no estamos para tonterías. Métanse debajo de las sábanas y... bueno, ustedes ya sabrán que hacer, ¿no?
Sobretodo, saquen a orear las tonterías, que no merece la pena tenerlas en casa, y menos en un día como estos. Y guarden en una cajita un dibujo de cómo era antes el cielo, por si acaso dura mucho el vendaval y se les olvida. 
Creo que ya está todo.
¡Ah, y no pierdan la cabeza! Puede llegar a serles útil.

[La tentación de volar siempre es demasiado fuerte, lo sé. Este cierzo es un ogro de voz dulce. Espero que al menos deje la ciudad en un lugar bonito...]


"El viento viene, el viento se va, por la frontera.  El viento viene, el viento se va, sin más razón." (Manu Chao)



:Nanana:

lunes, 3 de mayo de 2010

Feliz 1984



"La guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza." (George Orwell)

"Es algo habitual en los medios de comunicación jugar con el lenguaje. Ustedes lo habrán visto, utilizan eufemismos para suavizar ciertos temas graves, y utilizan también exageraciones para convertir en problemas graves lo que son en realidad realidades inofensivas.
Ya no existen las guerras sino las intervenciones militares, donde hay efectos colaterales (que son esos que saltan por los aires sin saber de qué va la cosa), cuando hay una incursión aérea. Casi suena poético, ¿eh?: una incursión aérea. Ya no hay paro en el paradisíaco mundo del eufemismo, sino que hay una tasa natural de desempleo. Ya no hay pobres, sino carentes. Ya no hay ricos, sino que los hay pudientes. Políticamente correcto es como se llama al lenguaje que utilizan en los medios de comunicación. Es en realidad como se llama al disfraz que utiliza la verdad para salir en televisión.
En cuanto a esto de los eufemismos... es curioso, porque cada vez que leo los periódicos me siento mucho menos preocupado por mis problemas. Porque ahora sé que mi economía no se va al garete como suponía, sino que simplemente está experimentando un crecimiento negativo. Quiere decir que crece, pero que crece para abajo, que crece en la dirección incorrecta. Y los ricos que me roban por el camino para que esto sea así, no son ladrones, sino que son cleptómanos; que se enriquecieron por un golpe de suerte. Que es como decir que se enriquecieron por arte de magia.
En cuanto a las exageraciones, ocurre igual. Tienen el mismo objeto, que es cambiar la percepción que tenemos de la realidad." (David Bravo)


"Porque esta noche es tan fría que se congela hasta la libertad. ...Que si no hacemos algo, estamos perdidxs." (Mantala No!)

domingo, 2 de mayo de 2010

Through the looking-glass

No me hagas prometer nada, pero me parece que antes teníamos sentido. Antes de enloquecer y descubrirnos, antes de cerra los ojos y verlo todo tan claro. Antes, teníamos el conocimiento fácil de quienes saben quiénes son porque lo pone en la etiqueta.
Ahora mírate al espejo y contesta: ¿quién eres?
No me gusta contar secretos, pero te confesaré algo: nunca ha habido un "antes".
Venga, venga, busca, encuentra.
Si no sabemos quiénes somos, podemos elegirlo. Mientras nada sea seguro, podemos inventarlo.
En cuanto conozcas la respuesta a todas las preguntas, dejará de tener sentido hacerlas. ¿Y de qué te sirve el pensamiento si no puedes dudar?
De pequeños, tenemos miedo a la oscuridad porque no sabemos qué es lo que hay; miedo a andar por calles desconocidas porque puede surgir cualquier cosa. Tememos lo que no entendemos, lo que no controlamos. Por eso necesitamos la seguridad que proporciona el tenerlo todo claro, saber quiénes somos y qué queremos, por qué y para qué.
Ahora dime, ¿qué sentido tendría un beso si ya supieras exactamente cómo va a ser?
Somos absurdos, imperfectos. ¿Qué más cabe desear?

Conociéndome poquito a poco, quiero hacer de mí misma mis sorpresas.
Ahora, bésame.

No.te.pierdas.en.el.espejo.  Tú eres la entrada, el camino, el laberinto y la salida.

¡Han vuelto a ladrar!

"La xenofobia es en realidad la autofobia ante la imposibilidad de innovar uno mismo." (Punano)



laura:nananà