que no necesito aferrarme alegremente a mi propia muerte
para poder disfrutar de estar viva.
Por mucho que diga que prefiero ser mitad mentira antes que verdades a medias, ninguno de los dos podemos olvidar que así como yo tengo cosas de ti (la afición al café solo, por ejemplo), también tú eres yo. Aunque te asuste, aunque no quieras, todos somos versiones de la misma no-persona.
Sabes, yo me creí demasiado aquello de que el fin es el camino, y el objeto, la búsqueda en sí misma. Por eso ya no entiendo de Ítacas ni de Penélopes, porque yo soy mi barco, mis bonanzas y mis tempestades.
A veces pienso que cuanto me rodea es también causa y consecuencia mía, un mero instrumento de la percepción para mostrarme lo absurdo de sostener eso que llamáis “identidad”.
Soy el principio y el final de lo eterno, las fantasías sexuales de una monja y el disfrute incendiario de la melancolía.
Soy la muerte que explota cada uno de sus suspiros para recordaros que si no disfrutáis de satisfacer los deseos quizá estaríais mejor muertos.
Yo, quiera o no, soy los odiados “casi” y “demasiado”, nunca algo completo, nunca en la medida justa.
Y me encanta tanto como no lo soporto.
Soy el interminable intento de suicidio de la vida en clave de fa.
Soy la esencia del deseo, que crece y crece sin contener en sí misma la fórmula de su consumación.
Soy… soy seducción, un orgasmo que nunca empieza, nunca grita ni se calla, nunca termina. Esa lágrima que no acabará de ser lágrima, esas sonrisas que poseen dentro el universo pero no una sonrisa.
Podríamos decir que represento muchas de esas cosas que jamás admitirías, pero que quieres ser. No es cuestión de inmoralidad, sino de duda: la duda es contradicción, deseo.
Y me encanta: vivo en la cuerda floja entre el quiero y el debo; esa frágil y eterna cuerda floja. Un contrapposto imposible, que duele en su equilibrio y parece a punto de romperme… pero que nunca lo hará.

Hace unos meses hablamos de la fiebre, y sigo sin tener claro si el almacenar dentro de mí tanto frío y tanto calor me provoca ataques de risa o me bloquea las arterias. ¿Tú lo has descubierto ya?
La teoría del ying y el yang en el despacho de un psiquiatra.
El perfecto teatro de la contradicción.
La obra inacabada que promete ser la definición de Arte, pero no lo será.
Deseo por vicio y por desgracia, para jugar actuar por instinto y observarlo todo racionalmente aunque me haga daño el pensamiento.
Soy el deseo del deseo del deseo.
“Sabes, tienes un puto problema, niñasuicida”. Eso me dijiste, y aún así siempre me acabas arrastrando a tu cabeza y me deslizas por tus sábanas sin darte cuenta.
Claro que tengo voz de mujer, pero puedo tener la que quieras. ¿No lo entiendes?
Sólo existo en tu cabeza.
"El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente."
laura.nana
5 comentarios:
El deseo del deseo del deseo :)
igual te parece una tontería, pero no puedo dejar de mirar tu dibujo. Sobre todo la mano. La mano me tiene hipnotizada. Increíble O.o
¿Qué más da?
Y si, tienes un puto problema... pero en mi cabeza se está caliente o frío dependiendo de la fiebre.
Bahh, en realidad te encantan mis sábanas.
"Sedúceme, miente y dime que todo es posible si así lo crees"
Jau
hay tantas frases que me han impactado en lo bueno, en lo esencial, que así me quedo, esencialmente impactado y con las emociones a flor de piel.
da gusto leer palabras que levanten tantos sentimientos
gracias
Me has puesto la piel de gallina y las ideas al revés.
Genial tu dibujo!
Es hipnotico y... lo dice todo y... no dice nada.. y no se, me encnata :)
Te echo de menos a ti y a tu sonrisa bonita diciendo: ¡Que bien llueve!
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