sábado, 22 de enero de 2011

Gato rojo

Le da igual dormir en un palacio, en las sábanas de quien no debería o en un cajero automático; siempre que tenga algo por lo que levantarse a la mañana siguiente, y alguien con quien compartir el desayuno, un cigarro, y lo que surja. Por esa mala costumbre suya de untar las tostadas con filosofía en vez de mermelada y dibujar en las servilletas de papel.

Saluda al día en una cafetería extranjera, de esas que hay en su país, en las que cada uno habla un idioma que no es de nadie, ni mucho menos del pensamiento.
En un baño de diseño o de telarañas, se mira al espejo y retoca algún que otro rizo. Se pinta los labios con cuidado, para no salirse del dibujo y acabar diciendo verdades.

Apaga el ruido de fuera y piensa en voz alta:
"Sólo tú puedes juzgarte. Y únicamente a ti.
Dejar de hacerlo supone perderse; un falso vacío legal, un agujero negro en la conciencia. ...Al fin y al cabo, conforme pasan los años te das cuenta de que eres la única persona a quien de verdad tienes que rendir cuentas, de lo que has hecho y lo que no. Y ahí no valen medias tintas.
Frente al espejo, sólo estás tú."

Sale y acaba las tostadas, el té, las migas de azúcar. 
A veces se acuerda de pagar.

Muchos días los pasa en el museo. Piensa en qué es el arte y si se puede crear aún; y todas esas cosas que hay que discurrir en un sitio así.

No lo dice, pero tiene la necesidad de convertirse en arte en el pensamiento de los demás. No la musa, sino una obra maestra.
Qué importa entonces la diferencia entre una virgen renacentista o el grito de las pinturas negras.

Algunas noches sale de bares, y convulsiona en do menor.
"Maldita niña suicida, qué lejos estás de todo."
Como le dijo mamá, sus ojos viven en el Callejón del Gato.
Para olvidarlo, se lanza al ruido más salvaje como quien se tira por un acantilado:
sin perder la sonrisa.


Laura.Nana


2 comentarios:

Lobo dijo...

Últimamente mi cabeza multiplica por mil la descomposición de colores de Venus...

"Te recuerdo"

http://www.youtube.com/watch?v=11UUVzlI6hI&feature=fvw

Para variar y como siempre

BLQ dijo...

En Die, una pequeña ciudad del sureste de Francia, muy bonita y dinámica por cierto, hay una calle dedicada donde relatos como el que has escrito quedarían muy bién escritos entre las ventanas de las casa

saludos

Publicar un comentario