sábado, 15 de enero de 2011

Medio gramo más de inesencia, que hace frío.

Empieza la carta, sin remite ni destinatario:
"Tal vez vine acá buscando un poeta."





Era como sus ojos: cambiante.
Ella decía que tenía los ojos fáciles, porque podían ser de color que quisieras.
También decía que era una persona difícil, por el mismo motivo.
Pero al revés.

En seguida se cansa. Toma un sorbo de infusión y le habla al espejo o al tablero de ajedrez:
- ¿A ti no te pasa a veces?
- ¿Darte cuenta de que sabes y entiendes más de lo resulta cómodo en el contexto y situación de tu persona? Sí, a menudo.
- No, me refiero a sentirte rara los días de niebla.
- Ah. Eso también.

Se pinta los labios rojos, para que parezcan estar vivos hasta los besos que no da.
Gime, orgasmo en mi bemol. Un poco desafinado.


¿En qué piensas?
Aún se oyen voces en el patio.
Pensamientos que se deshilachan, síguelos si quieres perderte.


Y en todas las paredes algo que te dice que no deberías estar aquí ni ahora. Contradicción espacio-temporal; personal e intransferible como una epidemia

Laura.Nana

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ni personal ni intransferible, como una epidemia:
"descubrieron que los besos no sabían a nada... hubo una epidemia de tristeza en la ciudad"
http://www.youtube.com/watch?v=CEUTsrAbLHE

¿Tú quieres barcos?

BLQ dijo...

deja que me quede con la foto final, para mi es el resumen que define perfectamente la emoción que he resentido durante la lectura del texto que has escrito

Lucifer dijo...

Me siento rara los días de niebla yo también y una vez escribí algo sobre eso. Genial el textó y vamos, ni que decir de las fotos. Saludos, Laura, hacía mucho que no me pasaba por estos mundos y como siempre, me encanta leerte!

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