miércoles, 1 de diciembre de 2010

Pierdo el equilibrio, cayendo en el delirio de no sentir

Más bipolar que una bombilla.
Mil veces más.

Una vela encendida para alumbrar carencias, 
para palpar miserias.
Humanas, en su mayoría.

Me faltan ilusiones, aún. Y aún me falta algo o alguien por lo que ilusionarme. Pero todo se cura. Sí, se cura, enferma, se renueva y vuelve a caer... y otra vez.
En cuanto parece que tengo fuerzas me quedo sin ellas. Un par de aleteos, ¡plof! y de nuevo al suelo.
Al fin y al cabo, no merecería la pena volar si no supiera que puedo tomar aire, muy a duras penas, a kilómetros bajo el mar, bajo todas las rocas y lápidas del planeta; y quedarme sin oxígeno de repente, como si nada, como si fuese normal no respirar.

La racionalidad es, cuando no el placer de un dios o la condena de un animal, un auténtico estorbo.

Y así, esa caótica manía de analizarlo todo, de ordenar todos los pensamientos y sentimientos, incluso los que aún no existen, ayuda a entender a los demás. Los ojos cansados están acostumbrados a ver, y entienden.
Cuando tienes tantos venenos en la cabeza es fácil encontrar la pócima que alegre a otro; y sumando tristezas aprendes a provocar sonrisas fácilmente. Cachitos de muerte te hacen luchar por la vida... de los demás.

Sólo soy capaz de ayudar a las personas cuando no significa luchar por mí y por mi alegría. Eso, tan simple, parece ser lo último en aprenderse.
Lo que no tengo claro, es si se trata de un altruismo infinito, o del mayor de los egoísmos.


Así que no me preguntes por felicidad. No aún.

Hay monotonías que, como un ácido, disuelven energías,
me disuelven.

Hay pensamientos que...


deberían callarse.
Déjame sentir.



Ya es invierno y hace frío, no hagamos mayores dramas.
Seguimos vivxs, ¿no es cierto? Pues ven, dame calor, hazme poema, y que no se me olvide respirar.

Laura Nana

2 comentarios:

La Chica del Blog dijo...

Te sigo ♥ =)

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♥ http://facebook.com/tumeencantas

Anónimo dijo...

...

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