lunes, 6 de diciembre de 2010

Espejos. Espejismos

Nada más cerca de lo imaginario. Sentía tan lejos su lucha que ya no pretendía sobrevivir, lo hacía por inercia. Estaba acostumbradx a vivir sobreviviendo, a escapar de su realidad y a dejar de lado sus verdades. Solamente existía una cosa, algo que a primera vista podía parecer irrelevante pero que llenaba todo su mundo, todas sus ilusiones. Dejó de creer en todo aquello que le contaron desde niñx, solamente sentía vivos al sol y a la luna y por eso sólo creía en ellos. No pensó en que llegaría el día en que no los pudiese volver a ver, pero así fue; se hicieron tan altos los edificios que ya no veía casi nada. De noche las farolas cegaban la luz de la luna y apenas salía el sol por las mañanas, el mundo había empezado a alimentarse de una penumbra constante. Pero a pesar de todo y de su sinsentido, había algo que siempre le hacía sonreír, alguien. Y sobre todo le encantaba tener las ventanas abiertas, siempre le había encantado sentir la brisa en su cara cuando hacía el amor. Por eso, y por sus besos; seguía teniendo ilusión por algo. No todo es blanco, siempre puedes descomponerlo y enfocarlo con otra luz.

Curiosas las nubes.



Miriam
Jau

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