jueves, 14 de abril de 2011

Sonrisa de despedida.


Caminas con el viento de cara hasta que decides cambiar de dirección y así comienza a darte la espalda. (Y joder, es lo que quieres, que así es más fácil andar). Entonces nada dirige tu vida. Podrías haberlo hecho mucho mejor y lo sabes, podrías haber seguido caminando a pesar de la brisa que rozaba tu cuello. Tu rostro se enfriaba más y más, y parecía que dejaba de tener sentido. Pero después de eso sigues caminando y te caes, indefinidas veces: para aprender. Piensas en esa ciudad que cada día tienes más cerca y te asusta a la vez que te libera. Sabes que puede que algún día vuelvas aquí, que al principio te dejarás guiar por los andenes del pasado. Pero, ¿quién sabe lo que pasará después? Tal vez ya no quieras volver, pero tampoco quedarte allí. Tal vez algún día quieras volver a recorrer las calles de tu infancia, o tal vez no. En el fondo sabes que echarás de menos, lo difícil a veces es saber el qué; y cuánto tiempo durará la nostalgia en tu memoria. Pero no olvides que poco a poco la estás matando y quizás hasta te olvides de quién eres. Fugazmente alguna imagen sacude tu mente, en instantes cargados de emociones. CRIATURA, ¡CUÁNTO TE QUEDA POR VIVIR! Y tan solo estás a unas lunas de verte envueltx en otros sueños.

Y mientras piensas todo esto, frente a un cristal ves tu cara partida. Una enorme careta a tu espalda escondiendo al mundo y tus labios formando la sonrisa más sincera de tu vida. Estás dispuestx a romper esquemas de mundos negros. Simplemente quieres regalar una sonrisa a cada persona, a cada alma, a cada vida. Porque por fin te han abierto las alas, porque sabes que tu vida es tuya.

Sigues pedaleando como si el Sol no se fuese a apagar nunca, e intentas llevarte lo mejor de estas calles contigo; un poco de viento en los bolsillos. Y a pesar de que podrías haberlo hecho mucho mejor, ya no te atormentas. ¿Qué le darás al viento antes de irte? Un suspiro tal vez, un susurro. Te prometes que no vas a olvidar, te prometes que volverás; pero puede que cuando decidas volver, la ciudad de haya olvidado de ti. Y después de pensar esto último vuelves a caerte, a chocarte con tu sombra. Y aprendes QUE SI TÚ NO OLVIDAS, NADA TE OLVIDARÁ.


Miriam
Jau

No hay comentarios:

Publicar un comentario