domingo, 17 de abril de 2011

Caleidoscopio

Instrucciones: leer con acento argento o, en su defecto, con cualquier otro que no sea el tuyo y no resulte ni demasiado serio, ni sobreactuado.

Hoy que hace sol y que se puede sonreír sin miedo, vamos a jugar a desdoblarnos. Es un ejercicio fácil, divertido, que puede ser tremendamente útil o no servir para nada.
Imagina que una parte de ti, no es sólo una parte, sino un Tú completo, otro. Puedes emplear el criterio que quieras: edad, gustos, conciencia-inconciencia... Una vez te has dividido en, al menos, dos personajes, tienes que imaginar una conversación entre ellos. Puedes haber delimitado claramente las características y el carácter de cada uno, o no hacerlo, es cuestión de gustos. Al fin y al cabo, todos serán siempre la misma persona.
Ahora, podrás decirte: “yo le vendí mi alma al diablo, y tú te acostaste con él.” Y contestar “yo sé que puedo brillar con la sonrisa de las estrellas, pero es que tú te empeñas en empantanar los días claros, y ella finge que no pasa nada, él sólo nos mira y se ríe y nosotros así no podemos estudiar”.
Parecerá que tiene sentido culpar a alguien de lo que has hecho. Como si no hubieses sido tú, como si hubieses perdido la cabeza y otra conciencia hubiera ocupado su lugar.
Es más fácil dirigir así la autocrítica, serás un escritor o un director de teatro, viendo a dos actores leer sin entender del todo las notas que les pasaste, y que tú tampoco entendías.

Bien, una vez has repetido varias veces el ejercicio, probando con distintas escenas, personalidades y grados de improvisación; puedes hacerlas a interactuar con otros, para ver las reacciones de cada uno de tus Yos.
“Ahora me muero por besarte y prometerte lo incumplible, te quiero porque sé que no estás conmigo, ya no aguanto más teneros cerca a ti y a tus tonterías, te estoy contando cómo te dejé porque eres mi nuevo cómplice.” Es sólo un ejemplo. Se trata de eliminar las líneas espacio-tiempo, extraer pequeñas manchas de realidad y a partir de ahí crear todas las escenas, todos los cuadros y las limitaciones posibles. 
Puedes hacerlo tanto contigo mismx como con otra persona auténtica, desdoblándola a ella. Intenta hacerlo simultáneamente, visualiza a la vez todos sus posibles Yos y todos los tuyos; sumérgete en la orgiástica infinidad de posibilidades. Y, por favor, deja de lado -como hizo Henry- esa tendencia al dualismo.



Finalmente, llegará un momento en que sólo sepas dividir en miles de imágenes cada simple reflejo de lo real.
Serás un caleidoscopio involuntario y absurdo. Divertido, sí, pero absurdo. Tú y tus múltiples Yos, sólo sabréis hacer complicado lo que podía haber sido simple, y viviréis más en los mundos imaginarios de las posibilidades, que en los que se puedan llamar reales.


nana


1 comentario:

Celia dijo...

Me parece un juego fantabuloso :) en cuanto pueda lo pondré en práctica (al menos conscientemente), y a ver qué pasa.

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