domingo, 22 de agosto de 2010

Sonrisas insurgentes

Quizás la mayor transgresión en la ciudad sea sonreír.


Una sonrisa insurgente:


El Niñoguitarra se enamoró de un árbol a punto de morir, de ahí la guitarra, y de ahí la chimenea de incienso que lleva en el sombrero. Mientras camina entre las rocas el humo le dibuja y la Seiscuerdas habla por él, porque él hablar sólo habla con los niños. Y a los niños se les pueden contar las mayores verdades sin que parezcan mentira, por eso podría decirse que nunca miente y nunca duda al decir la verdad sindecirla.

A la Niñapalabra le encanta escribir, escribe y escribe sin saber leer. Porque si leyera lo que escribe... ay, si lo leyera... Se daría miedo, y a nadie le gusta darse miedo. Por eso escribe sin saber leer, y casi sin mirar. Con los ojos cerrados pinta letras que quizás tengan sentido, quizás no. No importa, dentro de poco todas las hojas las lanzará al agua o se las comerá el Gatoconsonrisadesonrisasingato. Le gustan los gatos. De hecho, quizá se convierta en uno.

Entre las rocas y de vez en cuando saltando al río, la Niñalagartijaazul cambia de color como las estatuas de Gaudí, pero sin Gaudí ni ciudad que le hiciera fotos. Está demostrado científicamente que no existe, en el tiempo ni en el espacio, y por eso tiene la sonrisa del Gatoconsonrisadesonrisasingato, pero aún mejor, porque sabe volar, nadar y soñar a la vez. Hoy, que no es hoy ni ayer ni mañana, ve su primera estrella fugaz.

La Niñabrujaquenoesbruja mezcla hierbas, flores y mundos en una marmita gigantesca. Dentro de poco, se meterá ella en la marmita y saldrá convertida en otra. La poseerá un duende loco, de los que apagan la luz cuando los demás se han olvidado. O quizás meta al duende en la marmita y le cocine para cenar. Quién sabe, a lo mejor no es una marmita de verdad y la ha dibujado ella... entonces no sólo será verdad sino que además será cierta.

No he hablado de la Niñasilencio porque ella tampoco habla de mí. De mí, ni de nadie. Ella no habla, únicamente se ríe, y hasta eso lo hace sin que se le oiga. Escucha, escucha todo y lo guarda escondido en algún lugar de su cuerpo, y cuando haya suficiente silencio, tanto que sea demasiado, ella lo llenará. Con una palabra, quizá con dos, no hace falta más. Prefiere reírse.

Hace ya unas semanas (o segundos o años o relojes, lo que prefieras) se esfumó la Niñateatro... no sé mucho de ella, precisamente porque salió de un espejo mientras me peinaba sin darme cuenta, y sigue convencida en que yo salí de un charco en el que ella se miraba. Sólo recuerdo que llevaba un teatro de títeres en el bolsillo.

Aquí, la Gentegrande les llama Niñosperdidos, pero todos sabemos que se encuentran mucho mejor que las corbatasconseñordentro y los collaresconseñoraenmedio.

Los Niñosperdidos siguen buscando sus nombres. Y no parecen tener la intención de encontrarlos pronto.


¿Entiendes?


Laura. Nana

1 comentario:

Anónimo dijo...

No entiendo, cuéntamelo en bremio al oído ;)

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